Cuatro Espectáculos de Monte Emei

Visitando el Monte Emei, es posible que usted esté tan contento de sus vistas atractivas que perder algunos espectáculos exclusivos. He aquí, cabe menciaonar entre todos cuatro espectáculos de Monte Emei que usted nunca pueda perder.

Amanecer

En la Cumbre de Oro, el cielo antes del amanecer se presenta increíble. La tierra y el cielo están en el mismo color de la púrpura oscura. Luego, gradualmente, jirones de nubes rosadas aparecen sobre el horizonte que indica la llegada de un día agradable. Bajo las nubes del color rosa en el velarium púrpura real, de repente, sale un pequeño punto de color malva y se levanta lentamente, y después, poco a poco, se convierte en un arco y a continuación, un semicírculo. El color cambia por un color malva de jacinto y de oro rojo. Al final, el semicírculo hace un salto elegante y de este modo, el sol aparece en el cielo del este.

Debido a condiciones y estaciones climáticas diferentes, el amanecer es variable. En un día que haya buen tiempo, se puede disfrutar de todo el proceso de la salida del sol. Si hubiera neblina y nubes en el cielo del este, ya sería un sol rojo muy por encima del horizonte al ver el amanecer; en cambio, si el cielo estuviera cubierto de nubes, sólo se podría ver la mar de nubes y los arreboles del atardecer.

Después de la salida del sol, millones de rayos de sol disparan al suelo. En este momento el Monte Emei, en un color de oro desde la cabeza hasta los pies, muestra todo su glamor a visitantes.

Mar de nubes

Cuando el cielo está claramente en el color azul, muchas nubes blancas se elevan lentamente entre las montañas. Sólo en un momento, vastas nubes aparecen sobre el horizonte como la nieve y como una manta de lana blanca, suave, limpia y gruesa. A veces hay nubes, sea sobre el horizonte o sea en el cielo, así que la gente se interponen entre dos capas de nubes y cuando viene un viento, le hacen sentir como un ser sobrenatural, la mar de nubes colabándose a todas las direcciones y luego las montañas convertiéndose en pequeñas islas que flotan en un océano.

Cuando la mar de nubes se reúne, los picos son invisibles otra vez y cuando el viento se hace fuerte, algunas veces, se mueve a todo galope como un caballo; algunas veces, hace un welter como una gran ola de mar y otras veces, se vuelve elegante y se estira como una dama bella. La escena más sublime de que usted no siempre tenga la oportunidad de disfrutar consiste en innumerables columnas de nubes en forma de hongo, que vuelan hasta el cielo, espolvorean gradualmente y luego se convierten en nubes vaporosas que fluyen.

Rayos de Buda

Por la tarde, a los pies de la Sheshen Rock, todos los lugares están llenos de nubes blancas puras. Entonces, un aura en color de rojo, naranja, amarillo, verde, azul, negro, verde, azul y púrpura se extiende en un radio de alrededor de uno a dos metros (aproximadamente 3 a 7 pies), se tela y brilla en el centro como un espejo. Detrás de la luz del sol desde el oeste, a veces usted puede encontrar su propia sombra en el aura y cada acción es seguida por su figura en el aura, como si estuviera frente a un espejo brillante. Para su mayor sorpresa, tanto millones de personas como dos personas disfrutan abrazándose unos a otros en ello, sólo pueden verse a sí mismos. Y esto se debe a los rayos de Buda de magia, que son raros en otros lugares, pero aparecerá frecuentemente en el Monte Emei.

Lámparas Sagradas

Por las noches oscuras en la Cumbre de Oro, de vez en cuando, se puede ver un punto de fluorescencia que fluye pirmero entre los valles, y pasa a caminar desde pocos pasos hasta pasos numerosos. Esta es el paisaje famoso de lámparas santas en el Monte Emei.

Las lámparas de santo se pueden ver dadas las cuatro condiciones: en primer lugar, el clima debe estar bien justo después de la lluvia; en segundo lugar, no hay luna en el cielo; en tercer lugar, no hay capas de nubes a los pies de la montaña; por último, no hay viento ni lluvia en la parte superior de la montaña. Al contrario, fuera de la dicha situación, es realmente díficil observar las lámparas sagradas.